Nuevas necesidades para más de 9 mil millones de seres humanos en 2050

l  La población mundial actual supera los 7 mil millones de seres humanos. Si no hay catástrofes y si las condiciones de vida continúan a mejorar, el umbral de los 9 mil millones de deberá ser superado en 2050: este crecimiento es consecuencia sobre todo del descenso de la mortalidad, fundamentalmente de la infantil, y de la prolongación de la duración de la vida.

 

l  Reflexionar en las necesidades de una población mundial en aumento no tiene sentido si no tenemos en cuenta las diversas situaciones regionales y locales. Además, dos fenómenos importantes que caracterizan la distribución de la población mundial hoy, van a reforzarse en el futuro. De una parte, los países más poblados se encuentran en el sur; de otra parte, los seres humanos se concentran cada vez más en los litorales y en las grandes ciudades.

 

 

 

1. El crecimiento demográfico y urbano

 

A pesar del incremento demográfico que muestran las proyecciones, el crecimiento se ralentiza: ha pasado de 2,1% en 1965 a 1,2% en 2005. La transición demográfica, que comenzó hace dos siglos en los países industrializados, se ha extendido por los países del Sur, donde todavía no ha concluido.

   

Los países menos desarrollados fueron los responsables del crecimiento demográfico del siglo XXI. África debería pasar de 1000 millones a 2 mil millones en 2050. Asía deberá seguir albergando entre el 50 y el 60 % de la población, mientras que Europa verá como su población desciende de 730 a 660 millones de habitantes.

 

Si el miedo a la explosión demográfica se aleja, el envejecimiento de la población, ligado a la disminución en el tamaño de las familias y a la prolongación de la vida, se convierte en otra preocupación. En 2050, el número de personas de 65 años y más debería representar el 16 % de la población mundial, mientras que sólo representan el 8% en la actualidad.

Desde 2020, cerca del 60% de la población mundial vivirá en el medio urbano. África y Asia, que cuentan todavía con una mayoría en el medio rural, verán como la población urbana será mayoritaria y como  albergan las mayores megalópolis del planeta.

 

2. El aumento de las necesidades humanas.

 

Satisfacer las necesidades de más de 9 mil millones de seres humanos, sobre todo las vitales, a un nivel aceptable y haciendo frente, al mismo tiempo, a la demanda creciente de las ciudades y a las aspiraciones de progreso en el nivel de vida en los países del Sur, son los grandes retos y desafíos que las sociedades deberán resolver en los decenios próximos.

 

Bajo los efectos combinados del aumento de la población y del nivel de vida, las necesidades cruciales en alimentos, energía, agua y salud se harán sentir con mayor intensidad (tanto en cantidad como en calidad). Las situaciones más graves se darán en los espacios que sufren ya penuria en razón de la amplitud de las necesidades humanas. Para responder a ellas, hará falta movilizar importantes recursos, renovables o no renovables y acrecentar los intercambios comerciales.

 

Permitir a las poblaciones más pobres de tener una vida decente y mejorar la calidad de vida de las restantes, harán necesario que se responda a la satisfacción de necesidades sociales (trabajo , educación, salud, transporte....) haciendo evolucionar los modos de vida y acondicionando los territorios.

 

3. Los límites del planeta.

 

Todos estos cambios tendrán efectos sobre los recursos naturales, la ocupación del suelo, el medio ambiente. Las sociedades han comenzado a tomar conciencia de los límites del  planeta y del carácter depredador de su modo de desarrollo: expansión territorial, despilfarro, contaminación... Un indicador muy discutido, la huella ecológica, trata de medir el grado de respeto medioambiental de los Estados.

 

Existen sobre estas cuestiones dos tipos de discursos: uno, muy alarmista, que tiene en cuenta fundamentalmente los límites del planeta para preconizar un cambio demográfico radical; otro, más optimista, que busca cambios en los modos de consumo y las formas de explotación de los recursos.