Composición: 

ÁFRICA FRENTE A LOS DESAFÍOS DEL DESARROLLO

 

Introducción

Definición del tema: Nuestras representaciones y nuestras percepciones de África son esencialmente negativas, están guiadas por los problemas del desarrollo: África sería así el continente de la pobreza, del hambre, de la sequía, de las epidemias, de las guerras tribales. Al margen del desarrollo, África sería incapaz de asegurar a su población un mínimo de bienestar,  de seguridad y de perspectivas. Pero, el contexto internacional se está modificando con la globalización de los intercambios, el fuerte crecimiento de la población, la rarefacción de los recursos –desafíos a los que África debe hacer frente tanto como los otros continentes-.

Problemática: En este nuevo contexto, ¿África va seguir estando condenada  al subdesarrollo o podrá despegar?

Anuncio del plan. Presentaremos en una primera parte las dificultades considerables del continente y los problemas de desarrollo. Veremos que África posee, en el contexto actual, potencialidades que pueden permitirle desarrollarse.

I. África, un continente marcado por el mal desarrollo.

En los momentos posteriores a las independencias (inicio de los años 60), mientras que hay un gran optimismo sobre el futuro del continente, René Dumont publica su célebre libro titulado África negra ha empezado mal que a guisa de predicción.

A.  Un continente frente al desafío de la pobreza

África es el continente más golpeado por la pobreza: un habitante de cada dos tiene unos ingresos inferiores a 1,25 dólares por día (umbral fijado por la ONU). El PIB per cápita es generalmente débil, inferior a los 10 000 dólares en PPA en 2013 (tres excepciones) -los más pobres del mundo son los habitantes de la República Democrática del Congo, con 300 $, en 2011-.

La proporción de pobres aumenta, signo de las extremas dificultades económicas para responder a las necesidades del fuerte aumento de la población. La economía está lastrada por la importancia del sector informal (sobre todo en el comercio y el artesanado), sumergido, que priva al Estado de parte de sus recursos fiscales. Igualmente, la corrupción endémica de África es sinónimo de pobreza ya que las riquezas generadas son acaparadas por élites dirigentes a todas las escalas de la administración.

Estas dificultades económicas han culminado en los años 90 con el “decenio del caos” durante el que los Estados empobrecidos y sobre-endeudados han debido restringir sus gastos. La situación social se convirtió en explosiva y generó frecuentemente en guerras civiles como en Ruanda, en Liberia…

B.  Un continente donde la población sufre problemas de desarrollo

Los indicadores de desarrollo, particularmente el IDH, muestran bien las dificultades de la existencia cotidiana. En esto también los países africanos son los peor posicionados: Níger y Rep. Democrática del Congo tienen el IDH más débil (0.304, en 2013).

La epidemia del SIDA multiplica el número de huérfanos y afecta a un importante segmento de población (de todas las clases y categorías sociales) destruyendo la cohesión social. Numerosos países del África austral han visto su IDH descender desde la aparición del SIDA y su esperanza de vida caer por debajo de los 40 años.

Así mismo, las débiles tasas de escolarización conllevan un importante analfabetismo –los diez países peor clasificados son africanos con un porcentaje de adultos analfabetos superior o igual al 50%-. Esto hace imposible una formación mínima de la mano de obra y explica la escasez de las inversiones industriales en el continente.

C.  Un continente víctima de los desórdenes medioambientales

La pobreza de áfrica la hace vulnerable a los riesgos medioambientales y la incapacitan para financiar las obras de acondicionamiento y las tecnologías destinadas a superarlos. El continente no es el más responsable del desajuste climático pero sufre más duramente las consecuencias. El calentamiento climático perturba el ritmo de las precipitaciones y acentúa la desertización de los países del Sahel, multiplicando la penuria y llegando a la hambruna. El Kilimanjaro, la más alta cumbre de África (en Tanzania) sufre un retroceso en su nivel de nieves perpetuas que amenaza el aprovisionamiento en agua potable de todas las poblaciones del entorno.

Por otra parte, se puede decir que África se percibe como el basurero de los países industriales que vienen aquí a deshacerse  de sus residuos tóxicos e industriales para así economizar el coste de tratamiento. Los hechos más notorios y mediáticos de este fenómeno se han producido en Somalia y Costa de Marfil donde se han producido escándalos sanitarios desastrosos: multiplicación de cánceres, malformaciones en los niños…Además, no podemos olvidar que el crecimiento demográfico ejerce una presión muy fuerte sobre el medio ambiente.

II. Potencial todavía poco valorado

Las bazas con que cuenta África para poder desarrollarse son numerosas, pero se ven lastradas por las debilidades de los Estados.

A.  Un continente con múltiples recursos

África es un continente muy rico en recursos energéticos y mineros como indica el siguiente croquis.

Un continente rico en recursos

 

Igualmente, las tierras arables que no están cultivadas o apenas lo están, son legión. Es un recurso de  gran importancia en un contexto de fuerte crecimiento demográfico y, por lo tanto, de crecientes necesidades agrícolas a escala mundial. Países africanos como Madagascar han comenzado a vender inmensas parcelas. El continente se ha convertido en un territorio codiciado por todas las potencias: a las antiguas potencias coloniales y los Estados Unidos, cuyo dominio era tradicional, se han sumado las emergentes, como China e India. Pekín se ha convertido en el primer socio comercial.

B.  Un continente dinámico

El crecimiento económico ha rozado el 5% desde el año 2000, signo del dinamismo de la economía. El despegue de una clase media urbana y la mayor estabilidad política que tranquiliza a los inversores están en detrás de este crecimiento. Podemos pensar, por lo tanto, que el porcentaje de África en el comercio mundial (oficialmente el 5%) está subestimado. No tiene en cuenta el conjunto de intercambios no declarados o ilegales: durante el “decenio del caos”, el pillaje de los recursos ha financiado diversos conflictos, como así dan fe, diversas películas como Diamante de sangre o El señor de la guerra… Su participación está destinada necesariamente  a aumentar teniendo en cuenta la cantidad de recursos disponibles en África de los que la economía mundial tiene gran necesidad.

Por otra parte, los Estados trabajan para responder a los ocho Objetivos del Milenio. Si el objetivo 1 de reducción de la pobreza es un fracaso, otros más directamente ligados al desarrollo humano tienen resultados esperanzadores: la educación primaria para todos y la salud maternal han progresado en numerosos países, incluso en los menos avanzados.

C.  Un continente víctima de la crisis de los Estados

Las principales dificultades se deben a la fragilidad de los Estados. Salidos hace relativamente poco de la descolonización su legitimidad no está asentada. La corrupción y los clientelismos favorecen con frecuencia a un grupo en detrimento de los otros. El “decenio  caos” (1991 -2001) ha reducido considerablemente su acción hasta privarles de su soberanía en la gestión de las finanzas del Estado. Los servicios públicos se degradan hasta llegar a desaparecer en algún extremo, las infraestructuras no son mantenidas. Este retroceso es catastrófico: sin escuelas, sin hospitales, sin carreteras, l economía no puede funcionar normalmente. El paro aumenta en fuerte progresión, mientras que los círculos próximos al poder continúan acaparando las magras riquezas. Hoy, la democracia parece instalarse de manera más estable y los Estados encuentran más apoyo en la opinión pública. El fin de la crisis de la deuda africana ha permitido una vuelta de las  inversiones públicas, el inicio del crecimiento económico y a disminución de los conflictos.

III. Una África plural.

Es necesario hacer diferencias entre los países de África puesto que no todos tienen las mismas capacidades para desarrollarse.

A.  Países que se desarrollan por su integración en la globalización.

Más bien raros en África, estos países han sabido constituir una economía diversificada y sólida. No disponen sólo de una renta. Se trata de África del Sur, de Túnez, de Kenia, de Botswana y de la isla Mauricio.

 Es preciso que citemos el caso de África del Sur que se ha integrado en el grupo de los BRICS (con Brasil, India, China y Rusia). Con el fin del apartheid, el país ha podido apoyarse sobre sus infraestructuras económicas más desarrolladas para “conquistar” el continente. Las empresas sudafricanas aseguran el 60 % dela cifras de negocios de África y se han implantado en casi todo el continente, particularmente en África austral, su zona de influencia privilegiada. Han desbordado su sector predilecto (el minero) para afirmarse también en los servicios (telefonía móvil, gran distribución, banca), las infraestructuras  (BTP, electricidad con el gigante Eskom que está presenta en Libia y Marruecos). Esta pujanza económica a escala continental se explica por la ausencia de competencia puesto que os inversores extranjeros desconfían de África. Hoy el  25% de las exportaciones de África del Sur se dirigen al continente.

B. Países rentistas cuyo desarrollo progresa lentamente.

Se encuentran en este grupo los países del Magreb, excepto Túnez, los países petroleros del golfo de Guinea, desde Nigeria hasta Angola, los países de la mitad sur del continente que disponen de recursos mineros (República Democrática del Congo).

Los países rentistas se distinguen de los países emergentes en que sus economías están poco especializadas, normalmente basadas sobre una sola actividad ligada a la exportación de aquel recurso que le proporciona la renta. Este modelo no permite el desarrollo, en la mayoría de los casos, puesto que mantiene a la sociedad en una actitud pasiva –ya que la explotación de ese recurso proporciona riqueza sin grandes esfuerzos- y mantiene una corrupción muy importante. Puede pasar que estos países aun teniendo unos ingresos importantes mantengan una gran pobreza. Se ha hablado para los países africanos afectados de la “maldición del petróleo”.

Nigeria, por ejemplo, dispone de enormes reservas de hidrocarburos en el delta del Níger y ha hecho de ese territorio un espacio estratégico. Durante 20 años, el petróleo ha aportado 300 mil millones de dólares, pero el 60% de la población vive bajo el umbral de la pobreza. Las consecuencias ecológicas son catastróficas: todo el delta está gravemente contaminado. Esto provoca tensiones separatistas entre las poblaciones locales y el Estado.

C. Los países menos avanzados ven retroceder su desarrollo

Esta categoría de países creada por la ONU agrupa según criterio muy precisos a aquellos países que tienen un PIB/por habitantes inferior a 900 dólares, que tienen un desarrollo humano muy bajo y cuya economía poco especializada es muy vulnerable. África tiene 33 países PMA sobre un total de 48. Se sitúan en África sud-sahariana, entre el Sahel y el norte de África austral. Las cifras son inquietantes: tasas de mortalidad infantil de más del 100‰, 50 % población analfabeta. Lo peor es que la situación no cesa de degradarse.

Su participación en la economía mundial, su desarrollo humano no cesan de degradarse. A causa de la epidemia del SIDA principalmente, la esperanza de vida ha caído de una  manera importante: en Zambia es hoy de 32 años. Están en esta situación Zimbabwe, Mozambique, República Centroafricana… La ayuda pública al desarrollo de los países ricos, lejos de socorrerlos, disminuye y reduce las posibilidades de desarrollo.

D.  Conclusión

La situación en África es dual y su futuro incierto: las potencialidades son reales pero sólo para algunos países y las dificultades políticas y económicas son todavía muy grandes para muchos de ellos.

Sin duda la actitud de las sociedades africanas será decisiva.